El crecimiento y evolución constante que han tenido los videojuegos desde sus
comienzos, ha generado una industria que cada vez tiene más aficionados. Gracias al auge
de las plataformas virtuales, donde los gamers retransmiten sus videojuegos en línea y
otros factores relacionados a los servicios adicionales que ofrecen estas plataformas, ha
llamado la atención de muchas marcas y generado posibilidades de inversión
prometedoras. La plataforma Newzoo realizó un análisis de los ingresos generados por la
industria en el año 2020, facturando 947,1 millones de dólares. Y estima que en 2021
crecerá un 14,5% hasta alcanzar los 1.100 millones de dólares, gracias a los ingresos por
derechos de contenido y sponsoreo. 

Todas estas proyecciones en materia de mercado, ha generado un crecimiento en la
demanda de profesionales de diferentes áreas, en búsqueda de potenciar los equipos y la
escena competitiva. Pero esta búsqueda, también alcanza al jugador, que no ha quedado
exento de la evolución notable de la industria y evolucionó su interés lúdico en el juego,
hacía una búsqueda de profesionalización. Los jugadores ahora entrenan todos los días,
individual y grupalmente, exigiendo al máximo sus funciones cognitivas para jugar a un nivel
competitivo y cumplir las expectativas de los equipos, los fans y los sponsors. 

Es aquí donde la psicopedagogía hace acto de presencia y aporta sus
conocimientos para facilitar el aprendizaje de técnicas y estrategias desde un punto de vista
más personal y enfocado en el jugador profesional. A partir de la estudio de sus
capacidades cognitivas, permitirá crear estrategias para cada integrante del equipo, con el
fin de acortar la curva de aprendizaje de estrategias específicas o mecánicas individuales
que el coach proponga aplicar.
La psicopedagogía, por lo tanto, acabará por establecer los parámetros individuales
más efectivos de enseñanza y aprendizaje centrado en el jugador, a partir de los
conocimientos aportados por el equipo de profesionales que integran el staff. Se centrará en
el jugador que está en situación de aprendizaje, permitiendo dar certezas sobre su
metodología, la manera en que se relaciona con el contenido técnico y estratégico
individual; y cuál será la mejor estrategia para optimizar la adquisición del conocimiento en
el menor tiempo posible.
Existen muchas estrategias que se pueden utilizar para recopilar información del
jugador, desde test psicométricos que puedan brindar datos cuantitativos y permitan ubicar
al sujeto en una población estandarizada, hasta las entrevistas personales y observación de
sesiones de entrenamiento que nos permitan dar contexto a la situación personal del
jugador. Actualmente la Universidad de Málaga, a través de la Cátedra de Esports, en
convenio con la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR) están realizando un proyecto
de investigación llamado Brain Gamers, un trabajo que buscará comprender las diferencias
o similitudes entre los jugadores profesionales de esports y aquellos pertenecientes a otros
deportes, como el fútbol. Este proyecto contará con 3 partes: la medición de los niveles de
estrés, el estudio sobre cómo aprenden, su plasticidad neuronal y la percepción de la
violencia.
Durante la primera parte estudiaron la actividad y los niveles de las hormonas en el
sistema nervioso previo a un partido importante. Esto despierta un interés notable para la
psicopedagogía, ya que las sustancias estudiadas por Manuel Jiménez López y Manuel
Fernández Navas, cumplen una función modeladora en la conducta adaptativa relacionada